Los iniciados

Escucha a Álex Ramírez-Arballo leer su poesía, dale al play

Son iguales a su sueño:
tienen del deseo una forma
universal, ligera
como el fuego,
y van sobre anónimas pisadas
de silencio.

Tienen en la boca el sabor
de una verdad remota.
Hablan con vocablos
luminosos
semejantes al fulgor
de la mañana.
Tienen en la sangre un asomo
de leyenda, un eco
de algo que al caer se ha roto
en los orígenes mismos
de este mundo.

Su ciencia es la de las estrellas:
observan y miden,
separan y cuentan;
en sus manos nacen
las sustancias
que curan
el temblor de los sedientos.

Han sido así
desde que edades
atrás
en la fuente maternal
se hicieron
hilo a hilo
una misma idea
de sí mismos,
el mensaje y la carne
que se hacía cuerpo.

Eran nada y de pronto
fueron.

El mundo se hizo
para sus pasos
con la apenas música
de lo que nace.
Así es el día
que se abre como un fruto
sobre la mesa;
así la noche
que se aprieta como los ojos
ante el horror que desconoce.

No son más humanos que el que muere,
no son menos dioses 
que el Verbo bajo la lengua.
A caballo entre las horas del alba
y el último telón de la agonía,
se salvan sin saberlo
y al hacernos nos salvan
a todos
con la fuerza de su vida.

Han iniciado el tiempo
y en ellos morirá
esta mala era.
 
Ellos tienen para sí mismos
el eco,
la sombra,
la última respuesta.


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